A comienzos de la década del treinta se constituye en la localidad de Cortaderas una comisión de vecinos con la intención de edificar una capilla.

Anteriormente la casa de la familia Boiffier ubicada en una esquina al frente de la plaza era el lugar donde se celebraban misas en latín.

En marzo de 1931 Pedro Rufino Díaz inicia gestiones ante Pablo Segundo Lucero, propietario en esos momentos de la Quinta de las Cortaderas solicitando la donación de un terreno de 50 x 50 m para edificar un templo, lamentablemente la iniciativa no se concreta en esos momentos.

El 6 de abril de 1937 se lleva a cabo una reunión de vecinos en la casa de Eugenia de Diego de Doutrelepont, donde se decide formar una comisión con el objeto de dirigir los trabajos para edificar la capilla; allí la dueña de casa reitera su intención de donar el terreno necesario para tal fin y a la vez insistir en el pago de suscripción de contribuyentes con el objeto de recaudar los fondos necesarios.

El 20 de marzo de 1938 el Obispo de San Luis, Monseñor Pedro Dionisio Tibiletti, acompañado por el sacerdote cura párroco de Renca, Fray Antonio Molto bendice la piedra fundamental del futuro templo.

El 21 del mismo mes Eugenia de Diego de Doutrelepont otorga la escritura donando el terreno necesario al Obispado de San Luis para la construcción de la capilla, el Cura Párroco de Renca, Fray Antonio Molto, acepta en nombre del Obispado tal donación.

El 14 de febrero de 1940 el Obispo de San Luis, Monseñor Pedro Tibiletti junto al Padre Gerardo Ureña bendice la Capilla “San José” de Cortaderas.

JOSE MARIO COSTAMAGNA